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El Consell ante el reto de exigir a Sánchez su agenda de infraestructuras, agua, rescate A-7 y financiación

Sánchez deberá demostrar su compromiso con la Comunitat en la gestión de estos asuntos, en los que públicamente se había pronunciado a favor de los intereses valencianos

La agenda valenciana será uno de los grandes retos del gobierno en minoría, que presidirá el socialista Pedro Sánchez a partir de esta semana. Al menos, esa es la impresión de dirigentes políticos valencianos pertenecientes tanto al gobierno como a la oposición.  Como decía un veterano dirigente popular, hasta ahora el gobierno central era el culpable de todo lo que sucedía en la Comunitat, ahora es el momento en se visualicen esas exigencias. Y más si se tiene en cuenta que se trata de asuntos en los que se había pronunciado a favor de los intereses valencianos.

De hecho, el mantenimiento de ese discurso reivindicativo, según señalaba un diputado socialista, será clave para el futuro, pues, según recordaba, hasta el momento ningún gobierno valenciano lo ha mantenido cuando su fuerza política gobernaba en Madrid. El mantenimiento de las mismas posiciones, y sobretodo el conseguirlas serán decisivas para las expectativas electorales de los partidos que integran el Consell del Botànic.

Así, el nuevo ejecutivo central deberá dar respuesta a la agenda valenciana de infraestructuras, integrada fundamentalmente por el Corredor Mediterráneo y el Plan de Cercanías, que presentó hace unos meses el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, y que, según el ejecutivo valenciano, en los  Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018 apenas estaba incluidos. En materia de infraestructuras, también se encuentra la subvención del transporte metropolitano de Valencia, donde tras la enmienda de Ciudadanos se incluye una partida de 10 millones, a pesar  que el Botànic reclamaba 38 millones. La duda será si se aumentará o no partida prevista.

A ello, habrá que sumar la gran reivindicación histórica de la Comunitat como es el rescate de la autopista A-7, cuya concesión caduca en 2019, y que desde el Botànic se ha demandado que  no vuelva a salir en concesión, sino que se liberalice. Su rescate no supondrá más inversión que el mantenimiento de la infraestructura, pero, será clave para conocer las intenciones del gobierno de Sánchez respecto a la Comunitat.

En este sentido, la recuperación de la autopista A-7, con gestión pública y gratuita para los ciudadanos a partir de 2019, puede ser uno de los grandes atractivos electorales para los comicios autonómicos y municipales del próximo año. De lo contrario, podría ser el elemento roce entre los dos gobiernos, y entre los socios del Botànic.

Agua y financiación, principales problemas

Sin embargo, las cuestiones más polémicas serán los problemas del agua y el de la financiación, en donde el jefe del ejecutivo deberá dar soluciones comprometidas con la Comunitat y afecta a distintas comunidades gobernadas por los socialistas.

En el caso hídrico, ésta puede ser la cuestión más peligrosa para el nuevo ejecutivo sobre todo si finalmente es elegida la actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, ya que tendrá que tomar partido directamente por los agricultores frente a las posturas de la propia ministra, con quien ya tuvieron una tensa relación en su primera etapa como ministra, durante los gobiernos de Rodríguez Zapatero, a causa de las desalinizadoras como la Torrevieja, y la política de trasvase.

A este respecto, en los últimos meses el Consell del Botànic se ha volcado en las reivindicaciones de los regantes, tal y como sucedido en el Congreso Nacional, celebrado hace unas semanas en Torrevieja, postulándose a favor de un Pacto Nacional similar al que derogó la ex ministra al principio de su anterior mandato.

La otra gran cuestión clave del Sánchez será la reforma del modelo de financiación autonómica, asunto en donde se comprometió con  Ximo Puig en su última visita a la Comunitat, y que fue aprovechado para reconciliarse con el líder del PSPV tras el distanciamiento histórico entre ambos dirigentes. Ahora, Pedro Sánchez deberá visualizar dicho compromiso, firmado en varias ocasiones, y donde recoger las dos grandes reivindicaciones valencianas: una financiación justa y una quita de la deuda.

En este asunto, Sánchez cuenta con una ventaja sobre el PP el control de más comunidades autónomas por los socialistas, pero, a su vez, con un inconveniente, la existencia de intereses contrapuestos.