Economía

Bankia inicia este viernes el proceso de fusión con Banco Mare Nostrum

El presidente de Bankia, Ignacio Goirigolzarri, ha anunciado que el consejo de administración, que se celebra este viernes en Valencia antes de la junta de accionistas, tomará razón de la intención, ya hecha pública por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), de fusionar Bankia con el Banco Mare Nostrum (BMN), ambos participados en más de un 60% por el organismo público creado para los rescates bancarios que se produjeron al afrontar la crisis de las cajas de ahorros.

Goirigolzarri, que ha mantenido un encuentro con la prensa antes de la junta general de la entidad, no ha querido dar datos sobre la operación, pues, «el cómo, cuándo y a qué precio será, lo tiene que decidir el FROB», si bien, advertido que hará falta, al menos unos meses, para concretarla de forma definitiva. En este sentido, el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ha esbozado un posible calendario de la fusión, al estimar dos meses para esa fase preliminar, otros dos para las preceptivas autorizaciones que desembocarían en la convocatoria de las juntas de Bankia y BMN «en julio o septiembre», en las que se aprobaría la operación. Los últimos trámites de la serían a finales de año.

Goirigolzarri ha destacado el “escaso solapamiento entre las redes de ambas entidades”, lo que minimizaría los ajustes de la fusión, pero no ha querido mojarse en relación al número de despidos o al valor de la operación, y que convertiría a la entidad en “hegemónica” en área mediterráneo, aunque “continuará siendo un banco valenciano”. De hecho,  la provincia de Alicante sería la única donde habría un cierto  solapamiento, con una suma total de poco más de 120 oficinas, pese a lo que se mantendría  como cuarta red en esa zona.

Rescate o banca pública

Bankia fue objeto de «ayudas de Estado», ha asumido Goirigolzafrri en referencia al rescate de la entidad, que rondó los 23.000 millones de euros. Pero esa participación de capital público implicó una duras condiciones dictadas por la Comisión Europea que incluyeron un plan de reestructuración que obligó a cerrar un tercio de la red, reducir casi un 30% la plantilla, limitar el crecimiento del crédito o renunciar a la financiación de la promoción inmobiliaria (un sector en el que dejó claro que Bankia va a entrar en cuanto pueda con prudencia). Ese periodo, cuyas últimas restricciones acaban a finales de 2017, dio paso, según el presidente de Bankia a una entidad que tiene al Estado como accionista pero funciona «de forma profesional y meritocrática».

La privatización o desinversión pública en Bankia, es un proceso que han de decidir el FROB y el Gobierno. Goirigolzarri apuesta por dicha desinversión, descartando que “Bankia se convirtiera en banca pública». En su opinión, “el modelo de entidad pública no se puede aplicar a Bankia”, a pesar de su rescate. Asegura que Bankia fue rescatada con fondos públicos para evitar un coste mayor, que cifró en 60.000 millones de euros si hubiera caído la entidad y hubiera sido necesario afrontar las obligaciones con los depositantes. Al mismo tiempo, es contrario al uso que se propugna desde algunos sectores de una banca pública como «instrumento contracíclico» para conceder créditos en momentos de crisis en el mercado. Y ve normal que el Estado desinvierta en un plazo determinado, aunque eso vaya a suponer que pierda dinero.

Goirigolzarri ha recordado que, cuando llegó a su primera reunión con el consejo  de administración de Bankia, tras el encargo del Gobierno de presidir la entidad, «no conocía a nadie». Se refería a que allí estaban presentes políticos y directivos ajenos al mundo bancario. Era el panorama resultante de una gestión de las cajas de ahorros muy politizada.