La circulación en la calle Colón aumenta la brecha entre las necesidades de los ciudadanos y las políticas urbanísticas
La vuelta a dos carriles para vehículos privados se inició el 12 de diciembre de 2023 y ahora, 8 meses después, sigue existiendo debate ciudadano sobre los pros y contras de volver al modelo de 2019.
Han pasado 8 meses desde que el nuevo gobierno liderado por María José Catalá propuso una renovación en los carriles de la Calle Colón. Según la alcaldesa de Valencia, eliminar un carril EMT-Taxi y duplicar el carril para el tráfico privado supondría una “vuelta a la normalidad” ante lo cual la oposición siempre se ha mostrado en contra argumentando que este nuevo modelo de movilidad puede suponer un incremento en la contaminación, lo cual no ayuda a la imagen de la ciudad, y menos en el año en el que ha sido elegida Ciudad Verde Europea.
La reforma que llevaron a cabo Joan Ribó y Compromís supuso reducir a uno el carril para el tráfico privado en la Calle Colón y la peatonalización de la Plaza del Ayuntamiento, ambas remodelaciones que crearon mucha polémica y que además comenzaron el año de la pandemia. El gobierno de María José Catalá, como bien ha dicho ella misma, lo que ha procurado es volver al modelo viario que había antes de Compromís: dos carriles para coches y uno para que circulen Taxis y EMT.
Del mismo modo, la reforma ha supuesto la reducción de líneas de la EMT que circulan por Colón, siendo ahora mismo seis. A parte de la oposición también hubo ciudadanos que no estaban a favor de la contrarreforma y ciertos sectores como los taxistas, sin embargo, en la actualidad hay bastantes comerciantes que consideran que este modelo es el más acertado.
Como ejemplo de comerciante a favor de esta reforma está Carmen Bonilla, dependienta en una farmacia en Calle Colón. La farmacéutica asegura que la sensación que ella ha tenido respecto a este cambio ha sido positiva ya que “cuando solo estaba un carril para coches había muchos atascos y ruido, aparte de que no se utilizaban los dos carriles que había para buses y taxis”. Así mismo, a nivel de negocio, Bonilla considera que volver al modelo anterior a 2020 ha sido beneficioso para ella ya que al haber menos atascos y ruido hay más afluencia de gente y el ambiente es menos molesto.
No obstante Sandra Sánchez, residente en Valencia, cree que esta decisión será perjudicial para la ciudad a largo plazo debido a que “el doble carril para coches promueve el uso del vehículo privado sobre el del transporte público, lo cual nos deja en desventaja frente a otras ciudades europeas donde la utilización del coche en zonas céntricas es prácticamente inexistente”. Sin embargo, la ciudadana tiene en cuenta también que se haya mantenido el carril bici, que, si bien “no es perfecto, sí que ayuda bastante a que Valencia sea más sostenible en cuanto a movilidad se refiere”.
También hay ciudadanos como Miguel Martínez, quien, como conductor, opina que el doble carril es beneficioso ya que se reduce el tráfico “antes era imposible conducir por aquí y ahora sí que se nota que está la calle menos congestionada”. Por otro lado, Marisa, residente en Colón, asegura que a pesar de que esta reforma reduzca el tráfico “supone un retroceso para la transformación de Valencia en ciudad verde y es una pena porque parecía que avanzábamos en esa dirección”.
También está el caso de Marisa, camarera en una cafetería ubicada en esta calle, quien cuenta cómo en su trabajo sí que han notada más afluencia de gente desde que se llevó a cabo esta medida, por lo que a nivel de negocio claramente el doble carril para coche ha sido beneficioso en líneas generales.
El debate está a la orden del día y los principales argumentos son precisamente los que han mencionado las personas entrevistadas: por un lado, hay quienes apoyan el doble carril (mayoritariamente comerciantes y residentes que consideran que ahora acceder al centro es más fácil) y por otro lado hay grupos ecologistas o defensores del transporte público que no apoyan para nada volver al modelo de doble carril para coches. Algo parecido a lo que sucede en el debate político, con los partidos conservadores a favor y los de izquierdas en contra.