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Monseñor Benavent: «El turismo facilita el encuentro entre los pueblos y culturas, permite vencer miedos y crecer en la fraternidad abriendo el corazón a los demás»

Asegura que «cuando el turismo no es un pretexto para actos que degradan a las personas, sino un instrumento que nos permite descubrir la belleza de la Creación,  dignifica nuestro mundo»

El Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha presidido este domingo la misa por el Turismo, retransmitida desde la parroquia de la Asunción de Torrent para toda España, en la que ha expresado que «el turismo facilita el encuentro entre los pueblos y las culturas y entre seres humanos de todo el mundo, nos permite vencer miedos, derribar muros y abrir el corazón a otras personas que a lo mejor no hubiéramos conocido nunca. Nos ayuda a crecer en el sentido de la fraternidad, nos ayuda en definitiva a ser constructores de paz».

La misa de esta mañana en Torrent ha sido concelebrada por el responsable nacional del Turismo de la Conferencia Episcopal Española y también de la Archidiócesis de Valencia, Gustavo Riveiro -nombrado en julio párroco de la Pobla de Farnals- así como por el párroco de la Asunción de Torrent, Jesús Corbí Vidagany, que es quien oficia la misa dominical para la televisión pública de la Comunidad Valenciana, À Punt.

Con esta celebración, la Iglesia en España se suma hoy a la Jornada Mundial del Turismo que tiene lugar este año bajo el lema ‘Turismo y Paz’ (Tourism and Peace). Según ha indicado monseñor Benavent, «se trata de un binomio estrechamente unido», porque también  «la paz favorece el turismo y el encuentro entre los pueblos y las personas. Cuando el turismo no es un pretexto para actos que degradan a las personas, sino un instrumento que nos permite descubrir la belleza de la Creación y de las realizaciones culturales que engrandecen el espíritu humano y que están presentes en todas las culturas y religiones, cuando el turismo lo vivimos así, se convierte en un instrumento que dignifica nuestro mundo» . 

En estos días en que después de las vacaciones regresamos a nuestras ocupaciones habituales, «también debemos tener presentes en esta celebración a todos los trabajadores que posibilitan que tantas personas viajen por el mundo llevadas por la inquietud de conocer nuestro mundo, de admirar la belleza de la Creación, de conocer las realidades culturales que emergen del espíritu humano; tenemos que recordar a esas personas, tenemos que pedir por ellas, pedir para ellas un trabajo que les permita una vida digna y que puedan desarrollarlo en condiciones que no sean humillantes», ha indicado el Arzobispo.

«En esta eucaristía pongamos también en la presencia del Señor a los hombres y mujeres de todos los pueblos y, especialmente, a aquellos que por situaciones de conflicto en las que viven sus países no pueden acoger a los demás, a los turistas y no pueden disfrutar ellos tampoco de la belleza de otros lugares. Pidamos para nuestro mundo el don de la paz y pidamos que estas relaciones entre las personas y los pueblos que el  turismo permite sea un camino para crecer en la conciencia de que nuestro mundo necesita la paz y para trabajar por ella, porque el Señor llama bienaventurados a todos aquellos que de un modo o de otro trabajan por la paz».

«La fe se muestra auténtica cuando actúa por la caridad»

Igualmente, el Arzobispo de Valencia ha indicado que, precisamente, la fe cristiana para los cristianos «no es un elemento para que justifiquemos nuestra vida, para que justifiquemos nuestra manera de pensar, sino que la fe constantemente nos pone en crisis, nos invita a confrontar los criterios, las actitudes desde las que vivimos con la Palabra del Señor; sólo entonces hay una fe viva. La Palabra que hoy hemos escuchado nos recuerda un segundo criterio para mirar cómo vivimos nuestra fe y para discernir si esa fe que proclamamos con los labios es en verdad una fe viva».

«Y es que la fe- según ha continuado monseñor Benavent-  se muestra como auténtica cuando actúa por la caridad. Una fe que no obra por la caridad será verdadera, pero no es una fe viva, no es la fe que lleva a la vida eterna. Uno puede tener una fe de pensamiento, una fe dogmática y esa fe es importante -porque nos enseña el camino que conduce a la vida- pero conocer el camino que nos lleva a la vida no basta, hay que recorrer el camino. Solo quien obra la caridad está recorriendo el camino de la fe que le lleva a la vida. No podemos contentarnos diciendo ‘somos crisitanos’, ‘conozco la verdad’, ‘conozco el camino que me lleva a la vida’; he de recorrer el camino que me lleva a la vida y sólo quien tiene una fe que actúa por la caridad, además de saber el camino que lleva a la vida lo está recorriendo».

«Las obras de la caridad son múltiples, Santiago nos ha recordado el deber de asistir a los necesitados, de dar de comer a los hambrientos, pero también ser constructores de la paz, de la que tanto está necesitado nuestro mundo, es una obra de la fe», ha añadido.

La retransmisión de la misa ofrecida por TRECE ha sido comentada para la audiencia de toda España por el sacerdote valenciano Quique Roig, secretario particular del Arzobispo. Roig es gran conocedor del patrimonio material e inmaterial de Torrent, ya que fue diácono en la misma parroquia de la Asunción. Además de su responsabilidad en el Arzobispado, ha iniciado su ministerio en la parroquia de San Honorato en Vinalesa. 


Esta Jornada del Turismo se celebra mundialmente el día 27 de septiembre, en España, pero la Comisión Ejecutiva aprobó adelantarla al tercer domingo de septiembre con el objetivo de darle mayor visibilidad, al distanciarla de la Jornada Mundial de Migraciones, que se celebra el último domingo de septiembre. 

La Jornada Mundial del Turismo conmemora el aniversario de la aprobación de los Estatutos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), con sede en nuestro país.


EL TURISMO Y LAS PEREGRINACIONES CONSERVAN LA RIQUEZA DE NUESTRA FE Y NUESTRA HISTORIA

En el Mensaje para la 45ª Jornada Mundial del Turismo, el Dicasterio para la Evangelización destaca que “el intercambio cultural entre los pueblos, que encuentra en el turismo su forma privilegiada, puede transformarse también en un compromiso concreto por la paz.

Donde hay focos de guerra, es evidente que el turismo padece, porque faltan todas las formas necesarias de seguridad. La falta de turistas crea una expresión más de pobreza entre la población, que ve desaparecer una forma de sustento necesaria para vivir con la debida dignidad”. 

Este año está marcado por el inicio del Jubileo Ordinario 2025. Millones de peregrinos llegarán a Roma para experimentar la indulgencia jubilar. En la Bula de Convocación, Spes non confundit, el Papa Francisco escribió: “En el corazón de toda persona anida una expectativa que acompaña a quien se pone en viaje, porque la esperanza de vivir momentos de alegría es un deseo que no se puede reprimir. El turismo es un signo concreto y tangible para la construcción de la paz”.