El delincuente arrepentido
De entrada, voy a precisar que se trata de un presunto delincuente, no la vayamos a liar, que en estas cosas de los derechos individuales hay que hilar muy fino. Me refiero a Víctor de Aldama, imputado en el caso Koldo y también por defraudar el IVA en hidrocarburos. El hombre ha cantado hasta la intemerata ante el juez del primer caso, para salir de la cárcel donde estaba preventivamente por el otro.
En sus declaraciones, el acusado no ha dejado títere con cabeza, implicando en las mordidas de Koldo a ministros y esclareciendo las irregularidades del viaje de la vicepresidente venezolana a Madrid. En seguida, todo el PSOE ha salido en tromba, negando la mayor, diciendo que Aldama miente y recordando su condición de perseguido por la justicia.
Nada de extrañar en esta reacción. Hasta ahora, cuando el caso se ceñía al ex ministro Ábalos, la cosa tenía un pase, pues el político había sido expulsado del partido y se le había desaforado para que rindiera cuentas ante los tribunales. Pero el caso es muy distinto cuando las acusaciones afectan al Partido Socialista y sale por en medio hasta su secretario general, Pedro Sánchez. De ahí las descalificaciones en masa del comisionista Aldama y el anuncio de un montón de querellas. También ha dejado de ser válido, desde ese momento, el principio reconocido hace una semana por el ministro Félix Bolaños de que quien colaborase con la justicia tendría el visto bueno del Gobierno.
Lo que hace falta, ya se sabe, es que para mantener las delaciones hay que aportar pruebas, ya sean buenas o malas, y es lo que se espera que suceda en las próximas horas o días para esclarecimiento de este doble embrollo judicial. Así, pues, tenemos lío para rato y una espada de Damocles sobre el Gobierno. Claro está, que eso no parece condicionar en nada el apoyo de sus socios parlamentarios, para quienes no hay mejor Ejecutivo que el de Sánchez, ya que de él pueden sacar las concesiones que quieran y tener sus parcelas de poder aunque no se sienten en el Consejo de Ministros.