Pasar la vida en los juzgados
El peregrinaje por los juzgados de personajes del PSOE y del entorno personal del presidente Pedro Sánchez no ha hecho más que comenzar. Y el paseíllo va para largo a tenor de lo declarado hasta ahora por los principales implicados, en que se pasan la pelota unos a otros para mostrarse todos ellos irresponsables.
Tendremos, pues, un 2025 en el que el interés de la opinión pública estará puesto en los tribunales. Con una serie de actos para distraer la atención del personal, como el centenar de eventos que conmemoran el 50 aniversario de la muerte de Franco, en los que quienes no colaboren con ellos serán tachados por la izquierda dominante de fachas, retrógrados y no sé qué más.
Pero volvamos a los juzgados, donde se dirimirá la credibilidad del Gobierno y la de su presidente. Hasta ahora estamos hablando de presuntos inocentes, pues las respectivas instrucciones penales apenas si acaban de empezar. Pero no olvidemos que se trata de personas acusadas en firme por los tribunales de delitos cuyo común denominador es la corrupción, precisamente la lacra que el PSOE dijo que venía a combatir.
Estaremos, pues, todo el año viviendo informativamente de los juzgados, al margen que de alguno o algunos de los imputados se libren de una posible condena. El Gobierno tiene, además, para arreglar las cosas a su favor el comodín del Tribunal Constitucional, que puede dictaminar en algún caso que se han vulnerado los derechos de los condenados y dejarlos en libertad. No es la primera vez que lo ha hecho, como sucedió en los casos de Griñán y Chaves, y en el asunto de la amnistía de Puigdemont todos los indicios apuntan a que está dispuesto a volver a hacerlo.