La ineptitud del PP
El Congreso de los Diputados ha tumbado una ley ómnibus del Gobierno que abarcaba un montón de cosas, entre ellas la cesión al PNV de la hasta ahora sede en París del Instituto Cervantes. La traducción que ha hecho el PSOE de lo sucedido es que el PP —al único que culpabiliza del asunto— no quiere que suban las pensiones ni se prorroguen los subsidios al transporte.
Véase que los corifeos del Gobierno han dado la vuelta a la tortilla, atacando al Partido Popular en dos temas muy sensibles para los ciudadanos y en los que los populares están de acuerdo con el proyecto de ley tumbado. Así, éstos han quedado como los malos de la película por no saber explicarse y dejar en manos de los cientos y cientos de asesores del Gobierno —que pagamos todos con nuestros impuestos— el argumentario con el que siempre saben explicarse.
En vez de eso, lo que tenía que haber hecho ya el PP es presentar sendas proposiciones de ley sobre esos temas que deberían estar ya registradas en el Congreso. Pero ni por ésas. Los populares siempre dejan que sus adversarios les coman la tostada, haciendo ver lo que les conviene. Dos ejemplos. El primero la ley que pretende restringir los derechos de expresión y alinear los medios y las redes sociales con los postulados del Gobierno. En vez de reconocer que se trata de un proyecto limitativo lo propaga enfáticamente como la ley de la libertad. Otro caso es la ampliación del acceso a la judicatura que busca adoctrinar a los nuevos jueces y lo vende, en cambio, como una ampliación del número de magistrados y de aceleración de los procesos judiciales. Ante todos estos casos, el PP no sabe cómo reaccionar y aunque le favorezcan las encuestas no tendrá jamás una mayoría absoluta para la que se necesita más capacidad de decisión.