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Historiadores y estudiosos de Rafael Altamira ponen el valor en El Campello la vida y obra del jurista “que hizo de la justicia un sacerdocio”

Aseguran que “Rafael Altamira fue uno de los mayores referentes de la tolerancia y la racionalidad”

La pérdida de las últimas colonias españolas en 1898, la Gran Guerra, la proclamación de la Primera República Española, el restablecimiento de la monarquía con Alfonso XII, la Segunda República, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial.

Son acontecimientos históricos que marcaron la vida, el pensamiento y la obra del jurista español más reconocido internacionalmente: Rafael Altamira Crevea (Alicante, 1866-México 1951), ciertamente más conocido fuera de nuestras fronteras tras haber sido relegado al ostracismo durante la dictadura.

Sobre él disertaron este jueves en la Biblioteca Municipal que lleva su nombre en El Campello dos historiadores que más han investigado su trayectoria (Francisco Moreno y Emilio Laparra), y uno de sus bisnietos: Ignacio Ramos Altamira. Era el segundo de los actos integrados en el anunciado “Año Altamira”, impulsado por el alcalde Juanjo Berenguer, que día tras día va sumando importantes apoyos con el objetivo de dar a conocer con la mayor amplitud posible la figura y obra del ilustre personaje que fue inhumado el pasado 10 de febrero (en el Cementerio Municipal en una solemne ceremonia que presidió el Rey Felipe VI.

La Universidad de Alicante y el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert han sido  las primeras instituciones en sumarse al proyecto, con la organización de sendos actos que han confirmado el interés que suscita la figura de Rafael Altamira, por el que mucha gente se interesa especialmente ahora, tras ser repatriado desde México 74 años después de su fallecimiento tras no pocos esfuerzos del Ayuntamiento de El Campello, que ha contado con la necesaria complicidad y apoyo de todos los niveles de la administración española: central, autonómica y provincial, constituyendo un ejemplo de unión en la que nada ha interferido las tendencias políticas de dichas instituciones.

“Rafael Altamira fue uno de los mayores referentes de la tolerancia y la racionalidad”. Esta frase es una de tantas de las que se han escrito sobre el jurista y literato que fue dos veces propuesto para recibir el Premio Nobel de la Paz. “Persona excepcional por su obra, por su honorabilidad y por su intelectualidad, uno de los mayores referentes mundiales de tolerancia, que sufrió enormemente esa terrible fractura de los conflictos bélicos que le tocó vivir”, coincidieron ayer sus estudiosos.

El acto suscitó interés. El público llenó casi por completo el aforo de la sala Ramón Llull de la Biblioteca para escuchar a los tres intervinientes, que fueron presentados por el primer edil, Juanjo Berenguer, y Cristina Martínez, directora del Instituto Gi-Albert, organizador del evento. No se quisieron perder este encuentro del ciclo “Rostros con historia” otras autoridades municipales, como los concejales Lourdes Llopis, Dorian Gomis, Yeray Hernández, Vicent Vaello, Paco Toni Palomares y Pedro Mario Pardo, reafirmando esa unión que ha hecho posible la repatriación, considerada un hecho “de justicia histórica”, como enfatizó el primer edil en su intervención.

Los intervinientes transmitieron al público detalles interesantes sobre la vida y obra de Rafael Altamira, algunos de ellos desconocidos hasta ayer. “Esto es el inicio de una gran tarea que se ha propuesto el Ayuntamiento de El Campello: que las ideas de Altamira vayan calando en la sociedad”, dijo Francisco Moreno. Fue “el hombre que hizo de la justicia un sacerdocio”, como le escribieron unos obreros campelleros cuando fue homenajeado en el municipio antes de la Guerra Civil y su posterior exilio.

“Rafael Altamira se mantiene vivo con actos como éste, y por lo que puede dar de si el ‘Año Altamira’ anunciado por el alcalde de El Campello”, remarcó Emilio Laparra. “Va a ser un año que nos va a dar muchas sorpresas”, adelantó Cristina Martínez.