Putas, acosos y demás
La izquierda dice tener el monopolio de las virtudes morales, aunque luego no las practique. Tomemos el ejemplo de la prostitución, que es un tema sobre el que el PSOE se posiciona mayoritariamente sobre su abolición. Luego, en la realidad, las cosas suceden de otra manera. Veamos, si no, el caso del Tito Berni, de las mordidas en contratos públicos, de las que se desviaban cantidades ingentes de dinero a bolsillos particulares. Parte de ese dinero iba, cómo no, a orgías con prostitución incluida.
Ese tipo de conductas es una constante en los casos de malversación de fondos cuando aparece alguna connotada figura socialista. El delito está en la posible malversación, por supuesto, ya que cada uno puede hacer en su vida privada lo que quiera. Pero no deja de ser sintomático que en los procesos sobre desviación de dinero suelen aparecer profesionales del sexo gastando parte de las mordidas.
El último caso que se está viendo en los juzgados es el de José Luis Ábalos, que ha mantenido durante dos años en un trabajo que nunca llegó a pisar a una señorita de compañía a la que le atribuía generosamente por acompañarle, como dice su fina denominación, a sus viajes.
Nada que reprochar, digo, a las aficiones del ex ministro mientras no traspasen la frontera de la legalidad, lo que parece ser el caso, ya que estamos hablando de dinero público, es decir, de todos.
Otro tema del que ha hecho bandera la izquierda ha sido su ataque sin respiro a todos los delitos de acoso sexual, con masivas y agresivas manifestaciones. Pues bien: éstas no se han dado en los casos de Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, queno han sido nada, por ejemplo, en comparación con el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
O sea, que de superioridad moral nada de nada. Y, así, hasta la próxima, que no tardará en llegar.