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La cremà pone fin a las fallas 2025, y deja pendiente el reto de integrar a los no falleros en las fiestas

Concluyen las fallas de la DANA con absoluta normalidad con una ciudad desbordada de visitantes, y el reto de abrir la fiesta a los no falleros

Por fin han concluido las fallas de la DANA, donde el fuego purificador de la Nit de la Cremà ha arrasado los 280 monumentos levantados a lo largo de toda la provincia de Valencia. Unas fiestas que se han caracterizado por  un record de asistencia de visitantes, tanto nacionales como extranjeras, y con una triple victoria de la falla de Convento Jerusalén, tanto en infantiles como mayores, además del Ninot Indultat en homenaje a las víctimas de la DANA. Sin embargo, se cierran las fallas con varios asuntos pendientes, entre ellos, el gran reto de futuro para la alcaldesa, María José Catalá,  como es la integración de los no falleros en las fiestas. Eso sí, el gran ausente ha sido el president de la Generalitat, Carlos Mazón, que únicamente ha asistido a un acto La Cremà, y lo ha hecho desde el balcón consistorial, y con un único objetivo de permitir “a las víctimas y sus familias disfrutar con normalidad”, según reconoció a la prensa, y centrarse en “conseguir los presupuestos de la reconstrucción que aprobaremos mañana –en referencia a este jueves-”.

Las fallas de 2025 no solo quedarán registradas por la asistencia de visitantes, y las referencias a la DANA, especialmente en los municipios de l’Horta Sur al haber supuesto su vuelta a una cierta normalidad. También, estas fallas dejan una tarea peniente acabar con el divorcio entre ciudadanos falleros y no falleros, y la importancia de su integración en la fiesta en una fiestas que en los últimos quince años se han ido cerrado en sí mismas, dando el portazo a la participación de los ciudadanos no falleros en las comisiones falleras

El president de la Generalitat, Carlos Mazón, junto a la alcaldesa de València y la fallera mayor durante la cremà

De igual manera, ha habido máximos históricos en la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados, se calcula que han desfilado 100.000 falleros, confirmando así que las comisiones viven un excelente momento. Por último, ha habido récord de buen tiempo. No se recordaban unas fiestas sin que la amenaza de lluvia tuviese angustiado a los falleros.

Este jueves solo quedarán restos que los equipos de limpieza no hayan podido recoger. Porque así son las Fallas. Por increíble que le parezca al visitante, se queman y es esto, precisamente lo que les da singularidad. Siempre hay que volver a empezar.

Las llamas consumieron este miércoles los monumentos falleros con el horario que se marcó con la pandemia, momento en el que se adelantó la Cremá para cumplir con las restricciones. A las ocho de la tarde han comenzado a arder las infantiles, a partir de ahí y durante cinco horas arderán todas las de la ciudad. La penúltima, la ganadora del primer premio, la falla de Convento Jerusalén y, para concluir la de la Falla del Ayuntamiento.

Asignatura pendiente: la apertura de las fiestas

Aún sí, queda una asignatura pendiente desde 2019, y que hasta el momento no se ha solucionado. La apertura de la fiesta. Las actividades de los ciudadanos no miembros de comisión fallera y visitantes es prácticamente nula más allá de asistir a alguna verbena de las escasas que quedan por el centro. De hecho, algunas de las históricas que aún quedaban abiertas se han cerrado en últimos dos años, tanto en el centro como en ensanche.  De hecho, Ruzafa, Benicalap y Benimaclet son algunos de los barrios aún existen un amplio número de verbenas que conviven con las carpas.

Así, las actividades de los ciudadanos, no miembros de comisión, se reduce a ver pasacalles de los falleros, ofrenda, mascletàs y castillos, y si tienen suerte participar en alguna verbena abierta. Nada que ver con lo que sucedía haces 12 años, donde habían verbenas por cada rincón de la ciudad, que convivían con las propias carpas, lo que permitía crear una participación para todos, algo que ahora no sucede. Eso sí, esos ciudadanos tienen que parecer los cierres de calles, los ruidos, …, y todas las molestias que generan las comisiones falleras a los vecinos.

Esa situación se da especialmente en las zonas como el ensanche prácticamente no quedan verbenas, pero la música no desaparece al continuar en las carpas, con lo que las molestias a los vecinos es mayor, pues no pueden disfrutar de las fiestas y festejos de la comisión si no pagan, pero sí sufren los inconvenientes, por lo que entiende que es necesario buscar alguna solución, pero reconoce que no es fácil, que será uno de los retos para la nueva corporación.

Otro asunto es el consumo y la venta de alcohol por parte de los jóvenes menores de edad que durante las fiestas se ha producido.