Un Gobierno dividido pero duradero
Cada vez son más frecuentes las disensiones en público de las dos alas del Gobierno español. Últimamente tenemos dos casos paradigmáticos: el de los impuestos a los perceptores del salario mínimo y el aumento del gasto de defensa.
En el primero está de una parte Yolanda Díaz, en su defensa de la exención de tributos, y de otra María Jesús Montero y la mayoría socialista del Ejecutivo, que mantienen la tributación de aquéllos cuando les toque. En el segundo asunto son conocidas las políticas de un tibio aumento de los gastos de defensa por parte de Pedro Sánchez, en concordancia con la Unión Europea, y de otra, una vez más, Sumar, que llega a pedir la salida de España de la OTAN.
Como se ve, el panorama no puede ser más turbio y ello se debe, sin duda, a que el Gobierno español es el único de Europa con la extrema izquierda en su seno. Por diferencias menores que ésta, se rompió la coalición gubernamental en Alemania y se llegó a elecciones anticipadas, Aquí la hipótesis electoral no se baraja en el Gobierno pase lo que pase.
Y lo que sucede, de momento, como decíamos, es el desacuerdo del PSOE y sus socios de investidura en cada vez más asuntos, lo que ha llevado al Ejecutivo a perder más votaciones en el Congreso que a ganarlas y tener que legislar en lo posible fuera del Parlamento, en una más que dudosa práctica democrática.
Lo cierto es que tendremos que acostumbrarnos al disenso pese a las repetidas concesiones de Sánchez a los citados socios, sin que eso suponga merma gubernamental alguna, pues una cosa son los principios políticos de cada cual y la otra la necesidad de continuar en machito para impedir un Gobierno del PP con Vox, que es lo que más odian los socios del PSOE por más diferencias que tengan con él.