A contracorrienteOpinión

A vueltas con la Universidad

Estudié en una universidad privada donde casi la mitad de mis compañeros de curso lo hacía con beca. Así que no cabe el argumento clasista de María Jesús Montero sobre el acceso de los ricos a la universidad a costa de los hijos de los trabajadores, que no pueden pagarse un título.

Más tarde, Pedro Sánchez cambió el alegato contra lo privado tachando a las universidades no públicas de chiringuitos donde prácticamente se regalan las notas. La cosa, como se ve, es la de potenciar lo público en contra de la libertad de opción y de la iniciativa privada. Pero tampoco es válido el aserto, no al menos en mi caso, donde el total de titulados conseguimos trabajo nada más acabar los estudios.

Estoy de acuerdo, sin embargo, en que hay que exigir a los centros académicos unos estándares de calidad que en ocasiones no se tienen. Pero es válido tanto para los centros públicos como privados. Si a éstos puede reprochárseles que en algunos casos antepongan los intereses crematísticos a los académicos, hay otras muchas maneras de falsificar la calidad por los centros públicos, como la apropiación de trabajos académicos por catedráticos sin escrúpulos, la cooptación sin méritos suficientes en las oposiciones a cátedra y la obtención de doctorados con escaso mérito por no decir ninguno.

Así que de toda esta polémica interesada quedémonos con la necesidad de una mejor calidad de nuestra universidad, de la una y la otra, y exijamos, más que unos resultados numéricos, mayor trasparencia y menos corrupción en las diferentes instancias universitarias, para que nuestros centros académicos sean un ejemplo y no un campo de Agramante en el que todos quieren sacar partido.

Enrique Arias Vega

Periodista y Escritor. Ex director de publicaciones del Grupo Zeta, y de varios diarios pertenecientes a este grupo de comunicación