Tomar la medida al PP
Quien le ha tomado la medida al PP es el partido de Gobierno, que le hace quedar mal una vez y otra también. De nada valen los casos de corrupción que salpican al PSOE, que parece que sus militantes y simpatizantes dan ya por amortizados. Lo importante es poner en un brete al PP y dejar en evidencia lo errático de su política y sus presuntas contradicciones. Lo hizo el Gobierno con la Ley de Pensiones, al presentar un decreto ómnibus en el que los temas de jubilación eran el meollo pero que también metía de tapadillo otros asuntos con los que no podía tragar el PP. Su no inicial al texto fue interpretado como que los populares no querían aprobar la subida de pensiones y un desprecio a los jubilados españoles.
Éste es un ejemplo de la habilidad del socialismo en poner en dificultades a sus adversarios políticos. Si eso no es tenerle tomada la medida al PP que venga Dios y lo vea, ya que si los populares dicen una cosa está mal, y si dicen la contraria, peor.
Tenemos ahora dos casos en los que la oposición debe retratarse: los gastos de defensa y las medidas antiarancelarias de Donald Trump. En ambos, lo que exige el Gobierno es un cheque sin condiciones a unas medidas en las que no se sabe dónde se va a sacar el dinero, ya que no hay partidas presupuestarias que lo aguanten y nuestra capacidad de deuda está más que colmada. Si en vez de su adhesión incondicional y a ciegas el PP dice que no quedará como un antipatriota y un partido sin capacidad para gobernar el país.
Lo que tendría que hacer el Partido Popular es plantear su propio esquema de dónde obtener los fondos, aun a riesgo de decir qué partidas piensa deben ser recortadas de gastos superfluos. Puede que la medida sea impopular, pero es la única forma que tiene el PP de demostrar que es una alternativa con sus propias ideas y prioridades de gobierno. Si no, siempre será un títere del PSOE y no acabará de despegar definitivamente en las encuestas.