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El ex superior de los agustinos, el norteamericano Robert Prevost, nuevo papa León XIV

A sus 69 años atesora una amplia trayectoria que le ha llevado en los últimos años a estar cerca del Papa Francisco que le nombró en 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos

Habemus Papa. Pasadas las 19,20 horas, aparecía en el balcón principal del Vaticano el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez, que ha sido elegido como el 276 Pontífice y se convierte en el primer estadounidense y el primer agustino en convertirse en Papa en la historia de la Iglesia Católica, y que además  tiene la nacionalidad peruana y cuenta con ascendencia española. A sus 69 años atesora una amplia trayectoria que le ha llevado en los últimos años a estar cerca del Papa Francisco que le nombró en 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos, el órgano que se encarga de la selección y nombramiento de los obispos.

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, hijo de madre de ascendencia española, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981. Cuenta con una amplia formación académica que incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago, y una licenciatura y doctorado magna cum laude en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma. Su tesis doctoral versó sobre ‘El papel del prior local de la Orden de San Agustín’.

El recuerdos a Papa Francisco y petición reiterada de paz en el mundo

A las 19:22, la hora de la aparición. En los minutos previos, el desfile de las bandas musicales, los himnos, el de Italia y el del Estado de la Ciudad del Vaticano, la guardia de honor, la ovación, las banderas de diferentes países entrelazándose, un ir y venir de cardenales octogenarios en el atrio, las cámaras y las cámaras fotográficas de más de 7,000 medios de todo el mundo enfocadas hacia los pesados cortinajes de terciopelo rojo. Luego, el inicio con ese «¡La paz esté con todos ustedes!», que inmediatamente estableció una cercanía, que se fue profundizando con el saludo en español a su diócesis de Chiclayo, en Perú, «donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo».

Esa familiaridad se transformó en emoción con el agradecido recuerdo de su predecesor Francisco y de sus últimas horas en esta tierra. El Papa argentino que “bendecía Roma, daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua”, expresó su sucesor. Quien pidió dar continuidad a esa misma bendición: “Dios nos quiere bien, Dios los ama a todos, ¡y el mal no prevalecerá! Todos estamos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos mano a mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede.”

Según ha asegurado, “el mundo necesita de su luz. La humanidad lo necesita a Él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos también ustedes, unos a otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al Papa Francisco!”

Finalmente, se concedió la indulgencia plenaria a todos aquellos que en ese momento recibieron la primera bendición del nuevo Sucesor de Pedro. Comienza un camino, comienza una historia, comienza una nueva época. «¡Viva el Papa!»

Este momento marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, con la bendición de un Papa que trae consigo un mensaje de esperanza, unidad y renovación para el mundo. La ceremonia se convirtió en un símbolo de la continuidad de la misión apostólica de Pedro.

Un papa social, referencia

El nombre: León XIV viene en memoria de León XIII, el Papa de la primera encíclica social, Rerum Novarum. Luego, el rostro: la expresión de serenidad y asombro de quien, por primera vez, con vestiduras nuevas y una mirada renovada, experimenta en carne propia lo que sus predecesores vivieron en aquel primer saludo desde la Logia de las Bendiciones. Gritos, cantos, aplausos, vítores de «¡Viva el Papa!» y «¡León, León!», pancartas, banderas, luces de teléfonos que brillan bajo el cielo romano que lentamente entra en el crepúsculo. Y, por último, las palabras: las primeras palabras pronunciadas con voz firme y acento español: “¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!”.